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Coliflor

Aunque lo más típico sea comer coliflor blanca, existen también variedades de color amarillo y rojo. Su origen está en la zona oriental del Mar Mediterráneo, pero su cultivo no se generalizó en Europa hasta el siglo XVI y a España llegó durante el siglo XVIII.

Una de las peores cosas cuando cocinamos la coliflor es su olor intenso y tal vez no muy agradable. Para evitarlo, un buen truco es añadir una patata o una manzana al agua durante su cocción. De esta manera se consigue que su aroma no sea tan intenso como de costumbre. Además, es recomendable no tapar la cazuela mientras ésta cuece, ya que el aroma intenso puede afectar al sabor de la coliflor.

Sabiendo todo esto, ya estamos preparados para cocinar este alimento. Entre las recetas que se pueden encontrar destacan las de preparar la coliflor al horno, como por ejemplo la coliflor gratinada con bechamel, que es una buena opción para hacer que a los niños les encante este plato.

Pero si se prefiere, también se puede prescindir del horno y hacer una deliciosa coliflor rebozada, que puede comerse tanto sola como acompañada de salsa mayonesa o como complemento de otros platos como carnes o pescados.