Los calçots son uno de los platos típicos de la gastronomía catalana y se denomina con ese nombre a una variedad de cebolla. Tienen muchas vitaminas y minerales y se consumen entre finales del invierno y principios de la primavera.
Lo más típico es hacerlos a la brasa, acompañados por unas butifarras o carne. Se dejan quemar bastante por el exterior, porque el interior queda muy tierno. Para comerlos, se pelan y se untan en una sala llamada salvitxada o con salsa de romesco.
Otra opción, para hacerlos dentro de casa, es hacer los calçots al horno (al forn, como se diría en catalán). O si no, también se pueden hacer rebozados (calçots arrebossats), que ensucian un poco más la cocina, pero están igual de buenos.
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