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Berenjena

Aunque usemos las berenjenas como alimentos, tiempo atrás se empleaban sobre todo para curar las quemaduras y los problemas de piel. No fue hasta la Edad Media cuando llegaron a la Península, desde el sudeste asiático.

Se cocinen como se cocinen, siempre están ricas. Además, es diurético, antioxidante y nos aporta muchos nutrientes importantes. No es para nada un alimento calórico y mejora la circulación.

Una buena manera de hacerlas es cortarlas en trozos y freirla, pasándola por un poco de harina. También hay otra receta que varía ligeramente y que les añade miel de caña por encima. En cualquier caso, siempre que se fría, es recomendable dejar los trozos sumergidos en agua durante unas horas, porque en el caso contrario, las cavernas de la pulpa de la berenjena se llenarían del aceite al freírlas y con ello tendrían muchas más calorías; haciendo esto, esas cavernas se llenan de agua y nos evitamos el exceso de aceite.

Si queremos podemos a su vez hacer berenjenas rellenas, de carne o atún por ejemplo, que se acaban de gratinar en el horno, con queso por encima, para que queden más sabrosas aún e incluso con un toque crujiente.